Los próximos años requerirán de un fuerte liderazgo político para la reinvención de los gobiernos y la gestión de los procesos de creación de valor público. En definitiva, buenos políticos con poder, gestores eficientes y altamente responsables ante el contribuyente, y excelentes profesionales comprometidos.
La competitividad es evolución permanente, un viaje que no termina. Una región o país es competitivo en la medida en que las empresas, personas e instituciones públicas que operan en él son capaces de mejorar su productividad a lo largo del tiempo, de manera que se genere de forma sostenible una adecuada combinación de los procesos de creación de riqueza y cohesión social.
A día de hoy, regiones y empresas conviven con un entorno caracterizado por un cambio acelerado de la economía mundial, acentuado por la profunda crisis que vivimos. Resulta urgente comprender estos cambios sistémicos y acertar con respuestas individuales y comunitarias que nos permitan una mejora permanente y sostenible de nuestro bienestar. Porque las reglas se están reinventando.
Pero además de las grandes olas de cambio económico, social, tecnológico o medioambiental que afectarán al futuro de los países, regiones, empresas y ciudadanía, existen otras tendencias de cambio políticoa dministrativo que tendrán un impacto directo sobre la forma de gobernanza de las administraciones públicas.
Hacia la participación democrática
La sociedad actual está obligando a la política a transformarse y promover, de un lado, una mayor democratización (es decir, a otorgar más poder político, económico y cultural a las personas), y de otro, a aumentar la tolerancia y aceptación de las minorías, de manera que la democracia no evolucione hacia una dictadura de la mayoría. La democracia implica igualdad y oportunidades desde el reconocimiento expreso de las diferencias.
Esta progresiva democratización provocará un creciente empoderamiento de las personas y las minorías, una menor confianza y respeto por las autoridades, y una mayor demanda de cauces de participación y democracia directa, más allá de la mera Democracia Representativa.
La ciudadanía querrá expresar sus opiniones ante los retos a los que se enfrenta la sociedad, y las administraciones deberán articular los mecanismos para propiciar esta participación, considerando en todo caso las prerrogativas competenciales de cada administración, la capacidad presupuestaria, la determinación de las áreas temáticas, y las implicaciones de las opciones y las decisiones tomadas.
Gobiernos abiertos
Representan un «movimiento» emergente en todo el mundo, que darán lugar a un nuevo gobierno con rasgos diferenciales: gobiernos que diseñan sus servicios con y para la ciudadanía, gobiernos transparentes que rinden cuentas de su gestión y fomentan la corresponsabilidad e impulsan la innovación para la rápida implantación de propuestas.
Los gobiernos del futuro se esforzarán para ofrecer servicios abiertos que tengan en cuenta las necesidades de la ciudadanía. Los gobiernos de todo el mundo ya están utilizando el poder de Internet y la Web, incluyendo las redes sociales, para transformar la gobernanza, empoderar a la ciudadanía y regenerar el contrato social entre política y ciudadanía.
Gestión pública innovadora
Los gobiernos del futuro se transformarán en organizaciones ágiles, simplificadas, planas, y apoyadas en la tecnología. Nuevas organizaciones que desarrollan servicios públicos innovadores, responden eficazmente a las necesidades de la ciudadanía, gestionan recursos escasos y ofrecen un nuevo concepto de valor público. La buena Administración pública es imprescindible y será aquella que cooperará con toda la sociedad en el proceso de creación de valor público y activará para esta función todos los recursos, públicos, privados y sociales, disponibles.
Los servidores públicos del futuro
Los próximos años requerirán un fuerte liderazgo político, un espacio de directivos profesionales específicamente orientado y preparado para la gestión de los procesos de creación de valor público, y una alta calidad técnica acompañada de un fuerte compromiso profesional. En definitiva, buenos políticos con poder, buenos gestores eficientes y altamente responsables ante el contribuyente, y excelentes profesionales comprometidos.
El desarrollo de un nuevo perfil de «servidor público» es sin duda uno de los grandes retos. Personas altamente cualificadas, capacitadas para la resolución de problemas, armadas con información y metodologías de primer nivel, y organizadas en equipos de trabajo ágiles y en red, con otros agentes públicos y privados. Personas especializadas en disciplinas concretas y, al mismo tiempo, flexibles para realizar diversas funciones y moverse entre responsabilidades.
Los gobiernos están afrontando la transformación necesaria para dar respuesta a las necesidades de la sociedad del futuro. Adaptarse a los continuos y a veces bruscos cambios del entorno requiere una innegable voluntad de reinvención, y una clara orientación a mejorar paulatinamente las capacidades del sistema público para hacer y no dejar de hacer aquello que espera la sociedad.
Provocar una transformación de semejantes dimensiones es un reto que está siendo enfrentado por diversos gobiernos de todo el mundo, que hoy se convierten en ejemplos a seguir para el resto.
El análisis sobre estos cambios viene avalado por la combinación de estudios y rankings sobre distintos índices de la administración pública, que han desarrollado diferentes organismos y proyectos internacionales de referencia.
La agregación de los diferentes indicadores medidos por estos organismos en cientos de gobiernos de todo el mundo, nos ofrece un mapa global de avance en la transformación hacia los gobiernos del futuro, en base a las siguientes variables: 1modernización, eficiencia y efectividad. 2apertura, participación y transferencia y 3egobierno.
TOP 25 Global en modernización y apertura de Gobiernos internacionales
Nota: Se han combinado ocho índices significativos en materia de modernización y apertura de la administración pública (Open Data Index, Open Government Index, Innovation Scoreboard, Competitiveness of Public Administration, EParticipation Index, etc.) que miden algunos organismos internacionales (World Bank, World Economic Forum, United Nations, European Commision Innovation Union, Transparency international, etc.) La combinación de distintos índices ha permitido elaborar un nuevo ranking que presenta un mapa global de avance en la transformación hacia los gobiernos del futuro.
En base a la medición de los indicadores anteriores, destacan como líderes los gobiernos de los países nórdicos y Holanda, que combinan altos niveles de apertura y transparencia, con profundos desarrollos renovadores en materia de eficiencia pública.
Por su parte, los gobiernos líderes en apertura, transparencia y participación están representados por los países anglosajones (Reino Unido, EEUU, Nueva Zelanda, Australia o Canadá), que están materializando principios clásicos de transparencia y «accountability» (rendición de cuentas) y apostando por ambiciosas estrategias de «open data».
Por otro lado, Suiza y Singapur se han dotado de excelentes capacidades tecnológicas, como palanca para asegurar la agilidad, eficiencia y efectividad de las políticas públicas, y se sitúan como líderes de las administraciones en los primeros puestos en modernización y eficiencia.
Por último, el grupo de los «gobiernos seguidores» está representado por los países de Centro y Sur de Europa, que destacan en iniciativas o medidas concretas, pero que carecen de desarrollos integrales en alguno de los ejes.
Mirarse en el espejo de otros países y regiones de referencia ayuda a construir un futuro propio y a repensar el modelo de gobernanza de cada administración. Además, permite identificar los rasgos diferenciadores de las estrategias de futuro de las regiones exitosas en el panorama internacional. Geografías de referencia en el mundo que definen y persiguen ambiciosas visiones de futuro a través de estrategias de mediolargo plazo y que articulan fórmulas para sostener altos niveles de competitividad económica, cohesión social y territorial.
En definitiva, la competitividad regional a futuro estará determinada por la reinvención de los gobiernos y de su rol, como mecanismo imprescindible para garantizar la creación de valor público, la gobernanza y la sostenibilidad de la región, en colaboración con la sociedad, industria, academia y el resto de administraciones públicas.
Escrito por Olatz Campo, Miren Salazar y Oscar Valdivielso.
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