Skip to content

Lo único constante es el cambio. Cuando la tecnología evoluciona demasiado rápido para la industria.

Durante las últimas dos décadas hemos experimentado y asimilado una  evolución  tecnológica  acelerada  que  comienza a ser exponencial. Los dispositivos móviles inteligentes (smartphones) nos permiten comunicarnos universal e instantáneamente, así como acceder a información y servicios desde la ‘palma de la mano’. Parecen haber existido ‘desde siempre’, pero son soluciones tecnológicas recientes. Como individuos los hemos integrado rápidamente en nuestro hábitos y usos, y generando profundos cambios y retos en la sociedad (p. ej. comercio electrónico vs. tradicional). Y como sociedad tenemos que prepararnos para un nuevo escenario, en el que las revoluciones tecnológicas ya no transcurren durante varias generaciones, sino que cada generación puede llegar a vivir varias revoluciones tecnológicas.

Además, estamos inmersos en un contexto socioeconómico inestable y dinámico en el que las personas, la sociedad y las empresas requieren de una gran adaptabilidad a nuevos escenarios imprevisibles (p. ej. inestabilidad financiera, pandemia COVID, guerra en nuestras fronteras). Este es un escenario extremo de ‘juego infinito’ [1] para las empresas, en el que las reglas de negocio y los actores cambian rápidamente, y tener un historial financiero y de ventas competitivo no nos garantiza per se una capacidad competitiva los próximos años.

Nos encontramos, por tanto, en un escenario donde “lo único constante es el cambio”1 (evolución tecnológica exponencial, inestabilidad socioeconómica) y en el que las empresas que sobreviven y crecen son las que mejor se adaptan a este cambio (la “supervivencia del más apto” y no necesariamente del más fuerte2). Es un escenario tan repleto de riesgos como de oportunidades.

PERO ¿QUÉ OCURRE CUANDO EL CAMBIO TECNOLÓGICO ACELERADO SE CONVIERTE TAMBIÉN EN LA ÚNICA CONSTANTE PARA LA INDUSTRIA?

Todos tus competidores anuncian que integran productos y servicios con todas las tecnologías y acrónimos de moda: p.e., digitalización [2], inteligencia artificial, ciberseguridad, gemelo digital, internet de las cosas, sistemas autónomos/colaborativos, conectividad 5G. Y tú, como empresa con una facturación y capacidad humana muy inferior a tus grandes competidores, se  supone  que  debes  ser  capaz  de  integrar estas tecnologías con un  desfase  temporal  limitado  para  mantenerte  competitivo. O al menos, comunicar al mercado que tus productos y servicios integran también estas tecnologías. Aunque quizás todavía no has interiorizado las preguntas incomodas y claves:¿por qué?, ¿para qué?, ¿cómo? y ¿para cuándo? Pero ¿qué sucede cuando, además, la tecnología evoluciona demasiado rápido? Y si todavía crees que no evoluciona demasiado rápido para ti, es tan solo una cuestión de tiempo.

¿QUIÉN SE HA LLEVADO MI QUESO?

En este contexto, la parábola descrita hace más de 20 años en el libro “¿Quién se ha llevado mi queso?” [3] de motivación personal para afrontar el cambio, es aplicable como manual de autoayuda para las empresas para afrontar los cambios tecnológicos acelerados que estamos viviendo. A continuación, se extrapolan los siete pasos definidos en el libro, al contexto de la gestión tecnológica e I+D empresarial.

“1. El cambio es un hecho. El queso se mueve constantemente”:

Como se explicó anteriormente, debemos ser conscientes de que las distintas representaciones del ‘queso’ están en constante movimiento: p. ej. el mercado, el contexto socioeconómico, la tecnología. En este caso concreto nos centraremos en el ‘queso tecnológico’. Donde la tecnología es un medio para implementar las innovaciones requeridas para desarrollar productos y servicios competitivos en un ‘juego infinito’ que requiere una adaptación ágil y constante.

“2. Prevé el cambio. Permanece alerta a los movimientos del queso”

Cada empresa despliega sus propias estrategias de vigía e innovación. Y la previsión del cambio nos debe, al menos, forzar a visualizar oportunidades (p.  ej.  “market  pull vs technology push”) combinando tendencias de mercado y tecnológicas con ‘luces cortas’ (p. ej. < 4 años) y ‘luces largas’ (p ej. > 4 años). Las ‘luces cortas’ son requeridas para identificar las tecnologías suficientemente maduras que pueden ser integradas en los productos / servicios, mientras que las ‘luces largas’ nos permiten identificar las apuestas tecnológicas que requieren todavía un tiempo de maduración. En este escenario, disponer de una red de colaboradores (p. ej. centros tecnológicos, consultoras, ingenierías) nos permite amplificar nuestras capacidades de previsión del cambio. Por ejemplo, guiando a los centros tecnológicos en las líneas de investigación (‘luces largas’) con mayor potencial de impacto en el mercado, para que haciendo uso de fondos públicos/privados puedan madurar las tecnologías y capacitar al personal investigador.

“3. Controla el cambio. Huele el queso a menudo para saber si está enmoheciendo.”

En este escenario de rápida evolución tecnológica, con menos tiempo disponible para prepararte tecnológicamente y menos tiempo disponible para amortizar las inversiones tecnológicas, la actitud puramente reactiva posiblemente no es una buena estrategia.

Para potenciar una actitud proactiva disponemos de herramientas de financiación pública y privada a disposición de las empresas. Pero en todo caso debemos hacer un uso racional de las mismas, no sólo por eficiencia y responsabilidad en el uso de los fondos públicos, sino también para tener éxito en el mayor número posible de inversiones tecnológicas que realicemos. Ya que nuestra competitividad y supervivencia como empresa así lo requerirá. No existe una ‘varita mágica’ que nos permita acertar siempre. Pero debemos ser capaces de pensar, planificar, plantearnos un conjunto de preguntas incómodas y prepararnos con antelación a solicitudes de financiación público/privada que nos permitan contrastar la aplicabilidad de nuevas tecnologías para evolucionar o desarrollar nuevos productos y servicios.

“4. Adáptate rápidamente al cambio. Cuanto antes se olvida el queso viejo, antes se disfruta del nuevo.”

Este cambio tecnológico acelerado requiere también una adaptación ágil en el ámbito de la gestión del talento y las redes de colaboración. La identificación de tendencias tecnológicas, la asimilación e integración de estas en los productos y servicios requiere de perfiles técnicos tan especializados como escasos en un contexto de ‘guerra de talento’. También se requiere una red colaborativa bien engranada que permita formar a las personas (p.e. universidades), liderar la identificación, asimilación y transferencia tecnológica (p.e. centros tecnológicos) y facilitar la integración tecnológica en los productos/servicios de las empresas (p.e. centros tecnológicos, consultoras, ingenierías). Es muy posible, tanto en empresas pequeñas como grandes, que no se pueda disponer de todos los perfiles requeridos tanto en número como en especialidades técnicas. Por ello, la estrategia común en múltiples empresas es combinar la integración de talento en la plantilla con una red de colaboradores.

“5. ¡Cambia! Muévete cuando se mueve el queso.”

La tecnología tan solo es un medio, y la organización debe ser también suficientemente ágil como para adaptarse a los cambios culturales, organizativos y de procesos que conlleva la identificación, asimilación e integración acelerada de nuevas tecnologías en los productos/servicios. Se amplifica la multidisciplinariedad y necesidad de colaboración entre roles/departamentos en el desarrollo de productos/servicios que cada vez son más multitecnológicos. Y la cultura colaborativa, aunque todos digan que colaboran y facilitan la colaboración, requiere tiempo, confianza y esfuerzo para fraguarse en una organización que debe evolucionar rápidamente.

Por ejemplo, si eres una empresa que históricamente ha vendido un producto principalmente mecatrónico (p.e. máquina herramienta, ascensor, tren) la digitalización de los productos/servicios puede conllevar un cambio organizativo y de procesos importante  y difícil de prever con antelación. A nivel organizativo se requieren nuevos roles (p. ej. ingeniero de datos, ingeniero de ciberseguridad) y departamentos (p. ej. analítica de datos, ciberseguridad), que además ‘eclipsan en importancia’ y condicionan la operativa de los roles (p. ej. ingeniero mecánico) y departamentos tradicionales en los que se sustentaba la competitividad de la empresa. Esto conlleva también la necesidad de evolucionar de manera ágil procesos/procedimientos maduros (p. ej. el nuevo equipo de ciberseguridad condiciona cómo se desarrolla y actualiza el software de la máquina).

“6. ¡Disfruta del cambio! Saborea la aventura y disfruta del nuevo queso.”
La integración satisfactoria de nuevas tecnologías en tus productos y servicios pueden llevarte a la satisfacción como equipo/empresa de ver materializadas innovaciones, así como a resultados inesperados que te permiten comprender mejor tus productos/ servicios y seguir innovando. Retomando el ejemplo de la empresa que digitaliza sus productos principalmente mecatrónicos, puede ser sorprendente conocer, de manera remota, como el producto es utilizado por los usuarios y sus modos de fallo. Posiblemente antes no conocías en detalle los modos de uso del producto, las diferencias en dicho uso en cada país y empresa cliente, las funciones/prestaciones de uso más comunes, si estaba sobredimensionado, ni los modos de fallo más comunes en campo. Y este conocimiento detallado te puede facilitar mejorar el producto (p. ej. modos de uso y prestaciones más comunes), dimensionar mejor el producto (p.e. ajustar coste-prestaciones), vender servicios de mantenimiento a medio-largo plazo (conoces cómo se usa y estadísticas sobre fallos) así como ofrecer nuevos servicios al cliente como la monitorización y gestión de sus activos. Puedes profundizar más en esta área en el artículo referenciado [2].

“7. Prepárate para cambiar rápidamente y disfrutar otra vez. El queso se mueve constantemente.”
Y con la previsión de nuevos cambios, debemos volver a prepararnos para utilizar la tecnología como medio para el desarrollo productos/servicios competitivos en este ‘juego infinito’, en el que las empresas pueden utilizar como inspiración los siete pasos descritos en analogía a “¿Quién se ha llevado mi queso?”:

  1. Ser conscientes de los riesgos, impacto y oportunidades que los avances tecnológicos acelerados pueden generar en tu negocio, y que la tecnología es (tan solo) un medio para el desarrollo de productos/servicios competitivos
  2. Ser ágiles en la identificación de tecnologías de interés, amplificando las capacidades de vigía con una red de colaboración
  3. Utilizar herramientas de financiación público/privada para contrastar la aplicabilidad de tecnologías en los productos/servicios de interés
  4. Combinar la integración de talento en la plantilla con una red de colaboradores que permite materializar las tecnologías en los productos/servicios de interés
  5. Mejorar la adaptabilidad de la empresa a los cambios culturales, organizativos y de procesos que conlleva este nuevo escenario multidisciplinar y multitecnológico
  6. Disfrutar del proceso y de todo lo aprendido en el mismo, para seguir mejorando e innovando
  7. Y seguir adaptándote y disfrutando de este ‘juego infinito’
Escrito por Jon Pérez, Investigador principal en Ikerlan


1 Heráclito de Éfeso
2 Herbert Spencer, Charles Darwinç
[1] S. Sinek, The Infinite Game, ISBN 9780525538837, 2019. (Video: Simon Sinek, “Why I wrote “The Infinite Game”).
[2] B. Tejedor, Estrategia en empresas industriales en un mundo digitalizado: del ajedrez al videojuego, https://www.bmasi.net/es/opinion/articulos/item/1786-estrategia-en-empresas-industriales-en-un-mun- do-digitalizado-del-ajedrez-al-videojuego
[3] S. Johnson, ¿Quién se ha llevado mi queso?: Como adaptarnos a un mundo en constante tiempo. ISBN 9788495787095, 1999.

Ir al contenido